La Coalición, en el I Congreso internacional sobre los derechos de autor y la propiedad intelectual
El I Congreso internacional sobre los derechos de autor y la propiedad intelectual, celebrado en la Feria del Libro de Madrid los días 7 y 8 de junio, contó con la participación de responsables de varias asociaciones que forman parte la Coalición: en la tertulia Avances y desafíos en la defensa de los creadores, que tuvo lugar en la primera jornada, intervinieron Luis Cobos, presidente de AIE, y Jorge Corrales, director general de Cedro; en la segunda jornada, Antonio Guisasola, presidente de Promusicae, y Carlota Navarrete, directora de la Coalición, intervinieron en la tertulia La voz de la Administración y los gremios.
Uno de los anfitriones del congreso, el escritor y ex ministro de Cultura César Antonio Molina, destacó la necesidad de poner el foco en la educación para atajar el problema de la piratería y, sobre todo, cambiar la percepción benévola de quienes opinan que descargar contenido protegido por derechos de autor no provoca ningún perjuicio grave a nadie. “Hay que educar en el respeto a los creadores”, subrayó el también ex director del Instituto Cervantes, que consideró la celebración de este congreso como “un primer paso” para alcanzar una regulación que proteja realmente los derechos de autor.
En el evento participaron, entre otros, Dimiter Gantchev, vicepresidente de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI). También ha participado el director de la Real Academia Española, Darío Villanueva, encargado de la primera ponencia tras la inauguración. En ella habló de la polémica relacionada con los autores jubilados y la actual incompatibilidad para que perciban a la vez su pensión y la retribución que les corresponde por sus obras. “No estamos pidiendo algo injusto. Al seguir creando estamos contribuyendo tanto a la riqueza cultural como económica del país”, señaló Villanueva.
Después de varias jornadas analizando desde todos los ángulos la protección de los derechos de autor, la mesa jurídica que puso el broche al I Congreso Internacional sobre la materia organizado por el despacho de abogados Cremades & Calvo Sotelo despejó las nubes de duda que algunos coloquios anteriores se habían generado en torno a la protección de los creadores. “El régimen legal de la protección de esos derechos es adecuado. En estas jornadas se ha podido extender una sombra de que no lo es, aunque no se haya dicho explícitamente, pero la Ley establece mecanismos adecuados y rigurosos”, comentó Vicente Conde, ex magistrado del Tribunal Constitucional y del Supremo. El ex Fiscal general del Estado Juan Ortiz Úrculo lo corroboró y además añadió que las reformas legales en la materia están bien para mejorar los resultados, pero se mostró partidario de, en materias como el Código Penal, la “simplicidad, claridad y permanencia”. “Estamos en un estado de leyes más que de derecho”, lamentó por las constantes modificaciones. Por la mañana, los portavoces parlamentarios en materia de cultura de los principales grupos del Congreso (PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos) se mostraron de acuerdo en el fondo, es decir, proteger a los autores, pero demostraron menos consenso a la hora de determinar los retos legales del futuro.
Vicente Conde repasó los instrumentos legales previstos al servicio de los creadores para la defensa de sus derechos, que, en su opinión, son “poderosos” porque abarcan desde la compensación por el uso de su obra por terceros hasta la acción de cesación de terceros. “Hay una potestad sancionadora muy rigurosa y una buena articulación de calificación de infracciones. No hay ausencias”, remachó. Asimismo, consideró que en el caso de la distribución de una obra de forma ilegal en un terreno remoto al que el autor no podría llegar por sus propios medios, no se está incurriendo en un daño tanto como en un lucro cesante. “No es un daño directo. Además, están las entidades de gestión para, en caso de detectarlo, reclamar la indemnización”. “Desde el punto de vista legal, el creador tiene los mecanismos adecuados. El reto digital está ahí, claro, pero no afecta solo a los derechos de autor, sino a todos los ámbitos. Creo que hay una adecuada regulación y medios, aunque otra cosa es su aplicación”, dijo el ex magistrado, que pidió “no ser pesimistas” al respecto.
“Estoy completamente de acuerdo con lo expuesto”, señaló Ortiz Úrculo, que apostó por mantener las leyes vigentes en lugar de ir sustituyéndolas por nuevas constantemente, porque, de los contrario, no se crea jurisprudencia sobre los temas de su objeto. “Internet no ha creado un mundo diferente. En el Código Penal está previsto desde hace mucho tiempo el castigo al plagiador y a quien se apropiara de una obra si se hace con ánimo de beneficio económico y perjuicio de terceros. En ese caso, puede ser una conducta penal, por dolosa”, dijo Úrculo, que añadió que, para atajar este delito de “piratería”, es suficiente con el ánimo, no es necesario que haya un lucro final. Por otra parte, añadió que el gran problema en la persecución del delito no es la ley. “El problema está en la investigación. Las responsabilidades son cada vez más difíciles de determinar. Yo pienso que la regulación está bien, pero la aplicación y la forma de legislar no tanto. Hay que hacer una aplicación del derecho”, zanjó.
Por la mañana, había sido el turno de los legisladores. Todos se mostraron de acuerdo en el fondo del debate, es decir, en reconocer y garantizar el derecho de autor, pero sus intervenciones demostraron diversos grados de vaguedad. El portavoz popular, Emilio del Río, repasó los cambios que se han producido en la percepción de las conductas: “Veníamos de un escenario en el que no se reconocía la defensa de la cultura y de los creadores. Y eso es capital para nuestro país y cualquier sociedad”. El portavoz socialista, José Andrés Torres Mora, cargó contra los “ciberutópicos que pensaban que la tecnología era la que regulaba el mercado hasta que hemos comprobado la selva en la que se ha convertido internet”. “Decían que no se pueden poner puertas al campo, pero mi familia es del campo y allí no tenemos puertas. Pero se cumple la ley”, dijo. “Aquí se ha robado a los creadores y luego se ha teorizado con ello y se ha buscado a abogados para defenderlos. Pero, contra todo pronóstico, no hemos perdido la batalla, seguimos luchando”, dijo el portavoz del PSOE en la Comisión de Cultura del Congreso.
Más preciso fue Eduardo Maura, portavoz de Podemos, que consideró que la Ley de Propiedad Intelectual es de “tiempos pretecnológicos”. “No está actualizada y se remite a formas tecmnológicas inexistentes”, añadió el diputado, que se refirió a una necesidad de reformar la norma para que abarque más que la “piratería”. “Nos podemos encontrar sin herramientas para prevenir casos como el de Facebook y Cambridge Analytica, que tienen que ver con la propiedad intelectual de lo que escribo en Facebook. Eso, que tiene valor intelectual y cultural, está generando beneficios a la empresa. En el futuro, algunas biografía se construirán con los comentarios escritos en esa red social”, dijo Maura. “Hace falta una ley de Propiedad Intelectual que se haga cargo de la prácticas cotidianas del presente y de la tecnología del presente”, añadió. Asimismo, para el portavoz de Podemos, la mejor forma de ejercitar los derechos por parte de los creadores pasa por la gestión colectiva de los mismos en entidades de gestión, que, según apostó, deben rendir cuentas, recaudar con criterios de trazabilidad y debe permitirse que los creadores puedan cambiar libremente de entidad.
Por último, la portavoz de Ciudadanos Marta Rivera de la Cruz señaló que la percepción social de las descargas ilegales ha cambiado, pero que el modelo de negocio no lo pueden establecer los “piratas”. “No porque exista un modelo determinado voy a tener que vender mi libro a un euro. Es el creador el que elige cómo distribuye su obra. Lo que es cierto es que antes las compañías ecnológicas contribuían a la publicidad de que el pago de la conexión daba derecho a todo, y ahora, que se han convertido en distribuidoras de contenidos, están difundiendo el mensaje de que los contenidos cuesta mucho dinero hacerlos. Los niños deben entender cuánto trabajo hay detrás de un libro”, concluyó.