Pirateo usando Telegram, ¿nueva forma de eludir los derechos de autor?
Telegram, debido a su capacidad para enviar archivos sin límite de peso a grupos masivos, se ha convertido en el medio 'perfecto' para que los piratas desarrollen su actividad. Algo que además se ha visto favorecido por la posibilidad de acceder a esta aplicación desde distintos dispositivos -teléfono móvil, ordenador o tableta-.
Telegram nació en 2013 como una aplicación de mensajería instantánea que pretendía comerle terreno a la ya millonaria -en términos económicos y de usuarios- Whatsapp. Ante la imposibilidad de competir directamente con la compañía de Facebook, esta ‘app’ ha ido introduciendo nuevas funciones con las que distanciarse de su rival.
Entre ellas, destaca la capacidad de sus usuarios de crear un canal, sin límite de seguidores, como herramienta para difundir mensajes y archivos a grandes audiencias. Estos canales pueden ser abiertos o restringidos. «Los canales públicos tienen un alias. Cualquiera puede encontrarlos a través de la búsqueda en Telegram y unirse. Los canales privados son sociedades cerradas», explican en su página web los responsables de la aplicación, que mantiene una estricta política de privacidad.
Estos canales, que sirven como plataforma de intercambio ‘online’, se han convertido en un coladero de contenidos piratas -películas, series, canciones, libros o publicaciones periódicas-.
“La situación de los contenidos ilícitos en la red es cada vez más compleja. Aunque se han ido superando muchas de las zonas grises, aún hay espacios en los que es difícil actuar. Las redes sociales son uno de ellos. Lo importante es partir de la premisa de que solo se pueden difundir contenidos previa autorización de su titular. Y sea cual sea el medio por el que se difundan, este requisito debe respetarse si queremos movernos en la legalidad», explica Carlota Navarrete, directora de la Coalición de Creadores e industrias de contenidos.
Sobre el trabajo de esta organización, que representa a la mayor parte del sector cultural y del entretenimiento en España, Navarrete subraya que «aunque nos esforzamos para que cada vez sean mayores las herramientas que tienen a su alcance los titulares de contenidos para protegerlos ante la difusión no autorizada, sabemos también que las redes de piratería están en permanente evolución y se sirven de cualquier subterfugio para enmascarar su actividad ilícita…».
En caída
En 2016, por primera vez en una década, se produjo un descenso en el número de accesos ilegales a contenidos, un 4,2% menos que el año anterior, según un estudio difundido por el Observatorio de la piratería. El valor estimado de esos contenidos fue de 23.294 millones de euros.
La Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (Euipo) publicó en marzo un informe que afirmaba que el 71% de los jóvenes europeos que descargan contenido de forma ilegal dejarían de hacerlo si éstos fuesen más baratos, cifra que en el caso español se elevaría hasta el 77%.
Según este estudio, basado en 26.555 encuestas ‘online’ a jóvenes de entre 15 y 24 años procedentes de los 28 países de la Unión Europea, el 27% de ellos reconoció consumir cultura en línea de forma ilegal, aunque se mostraban a favor del uso de plataformas autorizadas.
Fuente: El Heraldo.